La vieja afanosa
tejía y tejía.
Desde la mañana
hasta el mediodía.
Y llegó la tarde.
Y llegó la noche.
Y siguió tejiendo,
tejiendo en trasnoche.
Sucedió que luego
vino un nuevo día.
Y la vieja, alegre,
tejía y tejía…
Y volvió la tarde.
Y volvió la noche.
Y siguió tejiendo
hasta medianoche.
Entonces, la vieja,
exhaló un bufido.
Y gritó contenta:
¡TERMINÉ EL TEJIDO…!
Y empezó de nuevo
con otra madeja
a tejer con furia
otra vez la vieja.
sábado, 4 de octubre de 2008
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