Tengo un jefe loco
que no sabe hablar,
con gritos y gestos
se hace interpretar.
Tengo un jefe loco
a mi vieja edad,
yo que ya no puedo
con mi humanidad…
Como un soldadito
me hace desfilar.
Andar por el suelo
correr y saltar.
Salir por las tardes
en coche a pasear;
por plazas y calles
trotar y trotar.
A veces cansado,
me extiende una mano,
y a la cama marchan
gigante y enano.
Pero hasta dormido
me sigue hostigando,
en silencio quedo
su sueño velando.
…Tengo un jefe loco
a mi vieja edad,
yo que ya no puedo
con mi humanidad…
Cuando pase el tiempo,
y mi jefe loco,
de ese mal sublime
se cure de a poco,
y ya no me ordene
quedarme a su lado,
ni me arroje cosas
mirando enojado,
ni quiera canciones
de amor y de cuna;
y no le sorprenda
ni el sol, ni la luna…
Cuánto sufrimiento
sentiré en el alma,
sin gestos, ni gritos,
que rompan mi calma.
sábado, 4 de octubre de 2008
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